Ante las cada vez más evidentes muestras de la emergencia climática, El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) acaba de publicar un informe en el que insta a la descarbonización del sector de la construcción, responsable del 37% de las emisiones contaminates en el mundo. No en vano, la producción y el uso de materiales como el cemento, el acero y el aluminio conllevan una importante huella de carbono, puesto que causan el 23% de las emisiones globales.
En el informe “Materiales de construcción y clima: Construyendo un nuevo futuro” elaborado junto al Centro de Ecosistemas y Arquitectura de la Universidad de Yale, el PNUMA señala que, más allá de reducir las emisiones durante la vida útil del edificio, hay que actuar sobre las fases de construcción, demolición y la cadena de suministro de materiales, que suponen entre 10 y el 20% de la huella de carbono durante todo su ciclo de vida. Solo así se podría alcanzar el objetivo mundial de cero emisiones netas en el sector de la construcción para 2050.
Para revertir la situación y consolidar un modelo de construcción más sostenible, los expertos de la ONU proponen una solución basada en tres frentes (evitar, cambiar y mejorar) que deben aplicarse conjuntamente para reducir las emisiones de “carbono incorporado” y los impactos negativos en los ecosistemas naturales derivados de la producción de meriales de construcción.
- Evitar la extracción y producción innecesarias. Mediante un enfoque circular que implica la reutilización de los edificios existentes. Esta es la opción más valiosa, pues ocasiona un 50-75% menos de emisiones que la construcción nueva. Junto a promover la construcción con menos materiales y con aquellos que tengan una huella de carbono más baja.
- Cambiar a materiales de construcción renovables. Aquellos basados en la biología, incluyendo madera, bambú y biomasa,
- Mejorar la descarbonización de los materiales de construcción convencionales. Los que no pueden ser reemplazados. Deben priorizarse la electrificación de la producción con fuentes de energía renovable, el aumento del uso de materiales reutilizados y reciclados y la ampliación de tecnologías innovadoras.
Construcción de edificio de madera en Cornellá (Barcelona)
LA MADERA PIDE PASO
La utilización de materiales base biológica, entre los que destaca la madera, podría conllevar un ahorro de casi el 40% de las emisiones del sector en 2050, según los datos del PNUMA. En la actualidad, la madera procedente de la silvicultura sostenible es el principal biomaterial escalable. Los avances en las tecnologías de materiales para la construcción en madera están haciendo posible un cambio hacia su uso estructural a gran escala.
Por citar solo algunas de las cualidades de la madera relacionadas con la sostenibilidad:
- Mientras que la madera captura y retiene CO2, la producción de cemento, acero y aluminio están entre las actividades que más contaminan
- La madera requiere de muy poca energía en su proceso de transformación: entre un 60 y 80% menos que el cemento.
- La energía necesaria para producir una viga de madera laminada es una sexta parte de la requerida para una de acero de resistencia comparable y 15 veces menor que para una de hormigón.
- Los edificios de madera siguen almacenando CO2 durante su vida útlil: 1 m3 de madera secuestra una tonelada de CO2 de la atmósfera.
- Según un estudio de la Universidad de Aalto (Finlandia), si el 80% de los edificios residenciales en Europa se realizaran con madera se almacenarían 55 millones de toneladas CO2 al año. Una cifra que equivale a alrededor del 47% de las emisiones anuales de la industria cementera europea.
- Al final de su vida útil la madera de un edificio se puede recuperar para otros usos, ya que por sus cualidades encaja perfectamente dentro de la propuesta de la economía circular.
Para descarbonizar la construcción y contribuir así desde el sector a alcanzar los objetivos globales relacionados con la lucha contra el cambio climático conviene aprovechar las oportunidades nos brinda la madera, un material natural utilizado desde la antigüedad para edificar, reelegado por otros “más modernos”, a la que el desarrollo tecnológico y sus atributos únicos relacionados con la sosteniblidad en tiempos de emergencia climática han devuelto el foco.
Foto de cabecera: Volodymyr Kondriianenko en Unsplash