Hace unas semanas en un encuentro sobre internacionalización de las empresas, durante el turno de preguntas a los ponentes, uno de los asistentes planteó una cuestión que me llamó la atención por tocar de lleno lo que defendemos desde Responsablemente.
Un pequeño empresario textil, de aspecto sencillo y afable, que estaba acompañado de su hijo, todavía adolescente, comentó que la ropa que comercializaba era de producción local y pedía consejo a los expertos sobre si cambiar de estrategia e importarla de China, debido a que estaba perdiendo mucha cuota de mercado puesto que no podía competir en precios, y daba a entender que no podría aguantar mucho más la situación.
Una de las ponentes rotundamente le recomendó que no, que siguiera fiel a su filosofía. ¿Por qué? Porque era su principal factor de diferenciación. El hombre aceptó de buen grado la respuesta, aunque dudo si se quedó más tranquilo.
El trasfondo de esta cuestión está muy relacionada con el aumento del desempleo y el desmantelamiento del tejido productivo local, de lo que tanto nos quejamos pero que poco ponemos de nuestra parte para evitarlo. Este empresario ofrece ropa de calidad realizada en su región, parte de ella en sus propios talleres, creo recordar. Sin embargo, con nuestras decisiones de compra premiamos productos de pobre calidad, realizados en países remotos, no siempre con garantías de que quienes los realizan tengan unas condiciones laborales dignas, y todo ello a consta de la paralización de la actividad en el ámbito local.
¿Somos conscientes del modelo que estamos alimentando sólo por tener en cuenta el factor precio a la hora de comprar un producto? Y no nos referimos solo a la confección.
Y otro tema que se plantea. ¿Sabe transmitir siempre el empresario comprometido con su comunidad cómo está creando, con su filosofía, valor social y económico, además de medioambiental, para influir favorablemente en la decisión de compra de los consumidores? Porque estamos convencidos de que existe el consumidor responsable, y cada vez más, sin embargo no siempre encuentra el producto acorde a su forma de pensar o no recibe la información adecuada para considerarlo como tal. Por eso creemos que es fundamental comunicar la responsabilidad empresarial, especialmente en el caso de las PYMES.