¿Transparencia? No me consta

Con la corrupción a punto de desbordar el vaso de la paciencia de la esquilmada ciudadanía, asentada “presuntamente”, claro, en los grandes partidos políticos y las instituciones, a los mandamases de esta especie de gran cloaca en la que parece haberse convertido este país, les ha dado ahora por repetir la palabra transparencia hasta límites sospechosos.

“Exigimos transparencia” claman unos, “obramos con la máxima transparencia” se defienden los otros, en comparecencias a puerta cerrada o sin admitir preguntas de los periodistas. Y en aras  del repentino ataque de claridad empiezan a publicarse declaraciones de la renta de políticos a diestro y siniestro… ¿A quién quieren engañar? Que se esfuercen porque la educación no sea buena no quiere decir que seamos tontos.

Y así en el Congreso de los Diputados se está elaborando una Ley de Transparencia,  cuyo borrador los partidos minoritarios y los  expertos en la materia califican de insuficiente, cuando no pura cosmética. Así, la Coalición Pro-Acceso, que reúne a 65 organizaciones, acaba de hacer un llamamiento para realizar una mejora integral del proyecto de ley, pues de aprobarse como está, “perpetuará la opacidad que rige la vida pública española”.

Entre las carencias que encuentra la Coalición Pro-Acceso está el que no reconoce como derecho fundamental el derecho al acceso de la información. Además, tampoco afecta a todas las instituciones públicas. La Casa Real, los partidos políticos, los sindicatos y la patronal se quedarían fuera del alcance de esta ley. Faltaría más.

Otra de las cuestiones controvertidas es el silencio administrativo negativo. Esto es, que si el organismo público al que se solicita información no contesta, se entiende denegada la solicitud, sin necesidad de motivar la falta de respuesta. Algo que sucede actualmente en la mitad de los casos en los que se demanda información.

En definitiva, que sus señorías no tienen la menor intención de comprometerse firmemente a luchar contra la corrupción si ello implica tener que rendir cuentas ante los ciudadanos y dar explicaciones sobre lo que hacen con el dinero de todos. Mejor seguir llamando transparencia a colgar  en Internet sus declaraciones de la renta personales y, si la cosa se pone fe, un buen “no me consta” y asunto zanjado.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *