No sería compresible, ni justo para las próximas y endeudadas generaciones, una salida cortoplacista de escaso valor añadido. La Comisión Europea está decidida a acelerar el Pacto Verde como plan más urgente de la fase de recuperación de la crisis del COVID-19. La rehabilitación energética de viviendas y edificios públicos y el impulso a las energías renovables serán, junto a la digitalización, los pilares sobre los que se asiente la reconstrucción de la maltrecha economía comunitaria.
Según El País, Europa va a movilizar este mes de mayo un fondo de 1,6 billones de euros -una cifra superior al PIB de España en 2019- para invertir en proyectos de futuro sostenibles. En Bruselas son conscientes de que los edificios son los mayores consumidores de energía en la UE y responsables del 36% de las emisiones de gases con efecto invernadero. El 75% del parque inmobiliario se construyó antes de que estuvieran en vigor las primeras directivas sobre eficiencia energética y el 80% va a seguir en pie en 2050, meta marcada para alcanzar la neutralidad en emisiones. La inyección pública para la renovación inmobiliaria podría ser de 50.000 millones de euros anuales. Inversión que, todo apunta, se canalizaría a través de los ayuntamientos y particulares.
La rehabilitación energética de edificios tiene el potencial de actuar en dos grandes frentes. Por un lado, reactivar un sector de la magnitud de la construcción e industria auxiliar, grandes generadores de empleo local; y por otro, contribuir al cumplimiento de los objetivos para frenar el cambio climático.
“Reconciliar la economía con nuestro planeta”
El ‘European Green Deal’, aprobado el pasado mes de diciembre con miras a reducir el 55% las emisiones de CO2 en 2030 por el organismo dirigido por Ursula Von der Leyen, y que preveía destinar 1 billón de euros en 10 años, va a convertirse, debido a las circunstancias actuales, en el principal antídoto contra la depresión económica. Su objetivo, según la propia presidenta, es “reconciliar la economía con nuestro planeta; reconciliar el modo en que producimos y consumimos con nuestro planeta“.
Recordemos que, en los días previos, 180 representantes de gobiernos, ONG y empresas multinacionales firmaron un manifiesto para exigir a la UE una salida verde de la crisis. La alianza reclama inversiones masivas alineadas con los principios ecológicos, y pide exactamente utilizar el Pacto Verde como herramienta.
En su opinión, la transición necesaria para limpiar la economía europea de gases de efecto invernadero, unida a la protección de la biodiversidad y la transformación del sector agroalimentario, “pueden generar rápidamente empleos, crecimiento y mejorar el estilo de vida de todos los ciudadanos”.
Respuesta a las crisis económica y ecológica
En esta línea se ha manifestado también la canciller alemana Angela Merkel, quien defiende que los programas de reconstrucción tras la crisis del coronavirus se lleven a cabo siguiendo criterios medioambientales que conjuguen ecología y economía, y aprovechar así para responder a ambas crisis, la económica y la ecológica.
Y es que, como ha señalado en la presentación de la hoja de ruta española frente a la crisis climática la ministra para la Transición Ecológica Teresa Ribera, “nuestra salud, nuestra economía, nuestros sectores productivos dependen enormemente del estado de salud del clima“.
Hay quiénes añoran y exigen regresar a la normalidad anterior, pero es necesario recordar que esa pretendida normalidad, en realidad era una anormalidad que nos condujo a donde hoy estamos.
Fotos: Bertrand Gabioud y Justin Lim / Unsplash