La peseta daba para más

En épocas de bonanza nadie se acordaba de ella. Hoy no son pocos los que la echan de menos. La peseta daba para más, sí. Con la Unión Europea en peligro por derribo, la mayor crisis económica de la democracia española y el paro desbocado sin visos de freno, la añoranza de la vieja rubia aflora, en unos días en que nos cuesta mantener el mismo consumo de otras navidades más prósperas.

Es normal que nos venga a la mente. La peseta daba para más, repito. Así lo comprobamos en el detallado informe que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha publicado al respecto. Los precios se desbocaron desde que el euro llegó a nuestras vidas. Ya sabe, lo que valia 100 pesetas pasó a costar un euro (166). Pero los sueldos de 100.000 unidades de la antigua moneda no se convirtieron de la noche a la mañana en 1.000 euros.¡Qué cosas!

Al principio hicimos la vista gorda. Que si “el redondeo”, que salía el dinero de debajo de las piedras, que las subvenciones europeas, que si mi casa ahora vale casi el doble,  las visas por doquier… Pero hoy, una década después, nostálgicos, volvemos la vista hacia la peseta.

Las cifras cantan. El pan cuesta un 85% más. Los huevos y las patatas más del doble que en 2001; llenar el depósito es un 88% más caro, la vivienda un 66%. Si al menos hubieran subido los sueldos igual, pero no. En este apartado, curioso también, el incremento es sólo del 14%.

Antes las abuelas nos decían “vales más que las pesetas”. Las de ahora no quieren ni mentar al euro. No me extraña.

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