Hay quien todavía discute la responsabilidad de las empresas respecto de los impactos negativos que generan sus proveedores. Importantes multinacionales se han apresurado a desvincularse de quienes participan en el proceso de fabricación de sus productos cuando han salido a la luz escándalos laborales o medioambientales.
Afortunadamente, son cada vez más las que, en un contexto global donde las grandes corporaciones descalizan la producción para ahorrar costes trasladándose a países en vías de desarrollo con sistemas jurídicos de protección social y ambiental limitados, consideran lo contrario.
Este es el camino que va a emprender a partir de ahora Apple, que ha decidido publicar su lista de proveedores, a los que desde este año exigirá que posean informe de sostenibilidad. Hasta la fecha el control de la multinacional informática ha consistido en auditar a un amplio porcentaje de ellos en aspectos como derechos humanos y laborales, salud y seguridad laboral o impacto medioambiental.
Al hilo de la responsabilidad empresarial en la cadena de proveedores, la ONG Setem acaba de publicar un valioso informe, “La moda española en Tánger”, donde desvela las duras condiciones laborales de las obreras marroquíes que confeccionan las prendas de firmas como Inditex o El Corte Inglés. Mujeres que llegan a trabajar hasta 12 horas diarias, seis días por semana percibiendo el salario mínimo, menos de 180 euros al mes. Prácticas que les impiden salir de sus situación de pobreza.
Como señala el autor del estudio, el profesor Albert Sales, respecto a las marcas españolas que se benefician económicamente de esta situación, “estas empresas tienen en su mano la capacidad tanto de generar situaciones de explotación laboral, como de evitarlas”